martes, 23 de junio de 2009

A la mujer de otro, a la mujer que amo


No lo sé
Son cosas que no deberían pasar, pero pasan
Espera No eras sólo tú
y tu indudable belleza y aquel adorable
nerviosismo que hacía temblar de luz
a cada átomo de tu cuerpo, demostración empírica
de la incomprensible pero sabrosa bondad del universo
No eras sólo tú
Eran todos los tiempos deshaciéndose presencia en ti
Presente carita de cielo
En tu cara mágica todas las caras
de todas las mujeres y los hombres que amé,
me amaron, la entrada en ti cuesta la razón,
amaré y me amarán, pureza y vértigo, pureza
vórtice de energía, Yuma,
vértigo de luz tú y tus mil caras, asesina
(el alma es un asalto)
Pero sólo -al parecer- tú
no estabas allí
Lo siento,
son cosas que no deberían pasar, que no se calculan, pero pasan
Quizás las plazas públicas y las mujeres que andan en bicicleta, [cabellos largos tentando al viento,
usando descarados cinturones jamaiquinos y sandalias de cuero
en primavera
son cosas demasiado peligrosas para un hombre como yo,
y qué decir de los café helados con crema en el segundo piso de [un aséptico Servicentro,
¡el mismísimo demonio de la caridad, mi Señor y mis monedas!
mientras yo, infantil y perverso, te hablaba del suicidio y el amor [incondicional de Dios
y tú, de nuevo por primera vez en nuestras vidas,
me tomabas de las manos
mirándome a los ojos
llena de fuego,
atravesado tu corazón por un dardo de oro,
Santa Tereza de Ávila, lujuria ávida de Dios,
y me pedías que no, que por favor no
Y me pedías que sí
Pero bueno, si me puedo enamorar de tus huesos
es porque sabes que te puedo amar también en la muerte
Encontrarnos y haberte mirado el alma,
Helena de mi corazón y de mi falo santo,
es lo más parecido al cielo vivido a mis 25 años,
oh devoción, tus pies pequeños y hermosos, Hebe
-No digas nada, yo también lo sé:
es el niño enamorado que habla en mí,
la fiebre de buscarme a mí mismo en la belleza
y nada más
sin dar nada a cambio-
Ya puedo afirmar:
Yo una vez fui uno
con el sentimiento de la vida
¿Conoces tú sus ojos y sus lunares;
le haz cantado a su cara, frágil y mortal,
semejante a una galaxia
llena de poder armonía y movimiento? Le preguntaré a Virgilio
¿Te han hablado de su nombre, ay Mallarme?
¿La haz visto caminar;
escuchaste alguna vez su voz o indagaste sus hombros
como el Rayo del Padre indaga nuestros corazones
y la mirada de Dionisios nos sopla en el alma? Interrogaré [desafiante
a Hölderlin y a su amor por Diótima,
cuando yo esté, como tú, borracho de vida en la muerte
Ya puedo cantarle a los vivos y a los muertos:
en la tierra son muchos y diversos los cielos
caminando junto a nosotros
la fiesta de todas las cosas, vivas y muertas,
como niños enloquecidos de belleza y de misterio;
cada minuto
con los ojos abiertos de un corazón sincero,
perdonados mutuamente,
el primer error y el inicio del movimiento, la música,
tocando la amorosa tierra con dedos de rosa
-cada vez que respiramos en paz y el aire
de nuestros hermanos, los perros y los gatos, se hace más ancho [y más dichoso;
el cielo,
cada vez que damos las gracias por la belleza, creando más [belleza,
sin temerle al miedo
de transformar el veneno de Dios (el pensamiento
y su proyección -el mundo) en miel
en el laboratorio oscuro del corazón, de la palabra sótano,
la tierra, la guerra, la tierra
y compartimos el incesante milagro de vivir, ay Fantasía,
El Aprendiz de Hechicero Mickey Mouse,
como tú y tu egipcio lo hacen en el sur de Chile
¡Dichosos sean los dos,
y que nada ni nadie perturbe al verdadero amor,
ni siquiera la poesía!

Presente carita de cielo
En tu cara mágica todas las caras
de todas las mujeres y los hombres
que amé, me amaron,
amaré y me amarán
y me aman, tal vez ahora
las estrellas, mi familia, quizás
la mujer de bufanda roja cruzando la cordillera
con su sombrero de oso
Pero tú los deseabas a casi todos,
laberinto de estrógeno
No lo sé
Son cosas que pasan, que no deberían pasar, pero pasan
para bien o para mal de los felices consumidores
de la vida y el canto
Yo me escondí detrás de un árbol
y tú ti diste la vuelta

Luego seguiste caminando
junto a tu caballo de dos ruedas
En el semáforo de Pocuro con Tobalaba un hombre vendía flores [amarillas

Son cosas que pasan, que no deberían pasar, pero pasan
No lo sé

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